La diversidad amorosa en ‘Spartacus’

«Spartacus» es una de las series que mejor ha representado la diversidad sexual. Pese al reto (o la ventaja) de enmarcarlo dentro del épico mundo romano, nos mostró personajes que desarrollaron sus sentimientos y pasiones fuera de cualquier marco, en su constante lucha por sobrevivir.

La serie de adelantó a una época donde se habla mucho sobre la representatividad de las minorías, pero cuyo traslado al formato televisivo muchas veces roza con lo burdo, perdiéndose toda intención constructiva. Hace falta el tacto y el detalle con el cual «Spartacus» logró que los espectadores se sientan identificados con los protagonistas.

Espartaco, Sura, Mira y Laeta.

Espartaco y Laeta.

La vida amorosa del protagonista principal, Espartaco, siempre estuvo marcada por la desgracia. El gladiador de origen tracio, siempre consideró que su corazón sería para «una sola mujer», su esposa Sura. A la muerte de ésta, se abstuvo de generar cualquier vínculo romántico, hasta que conoció a la esclava Mira.

Aunque Mira había sido obligada por su patrona a estar con Espartaco, poco a poco se va enamorando del gladiador, aunque siempre quedando a la sombra de la desaparecida Sura. Ello le ocasiona varios dilemas en la segunda temporada de la serie y pese a conseguir varios gestos de afecto, decide apartarse al entender que Espartaco nunca querrá «pasar la página» de lo vivido con su esposa. Lamentablemente, muere al poco tiempo en el campo de batalla.

La última compañera de Espartaco será Laeta, una ciudadana romana que es capturada por los rebeldes. Su relación surge como una admiración mutua y empatía, ya que ambos habían perdido a sus parejas. Cuando Laeta comprende la causa de Espartaco su vínculo se refuerza y decide seguirlo hasta el final. A diferencia de Mira, Laeta no se siente mortificada por el recuerdo de Sura, ya que ella misma no había dejado de amar a su fallecido esposo.

El propio Espartaco tratará de darle una explicación a sus sentimientos en uno de los últimos capítulos de la serie, donde sigue anhelando reunirse con su esposa en el más allá, pero reconociendo que si bien no se entregó por completo, al menos «halló paz» con otras mujeres.

Cannicus y Crixus: Bromance

Cannicus y Crixus.

En la precuela de la serie, titulada «Dioses de la arena«, podemos conocer cómo Crixus llegó al ludus (o campo de entrenamiento) de Batiatus. Crixus es maltratado por los gladiadores, sintiendo mucha frustración. Sin embargo, cuando observa por primera vez a Cannicus, cambia su actitud: El «campeón de Capua» salía radiante de una barraca, tras varios días de festejos y relajos por sus victorias en la arena.

Crixus comienza a sentir mucha curiosidad por Cannicus, al punto de intentar llamar su atención a como dé lugar. Ello lo llevará a anhelar los privilegios de ser un campeón y tratar de emularlo para obtener su amistad. Sin embargo, Cannicus tiene otros intereses y finalmente deja el ludus tras conseguir su libertad.

Tras esa despedida, Crixus recién comienza a dejar espacio para enamorarse de Naevia, la esclava personal de Lucrecia. Naevia había tenido también su propio bromance con Diona, una esclava con quien había crecido en la villa de Batiatus. La tensión entre ambas mujeres se rompe finalmente cuando Naevia consigue la fuga de su amiga y la despide con un beso apasionado. Lamentablemente, ello no servirá de mucho, porque Diona será capturada y ejecutada en la arena.

Lucrecia y Ilithyia: Amores destructivos.

Ilithyia y Lucrecia.

Sin duda, en «Spartacus» las mujeres tuvieron la misma preponderancia que los hombres y vivieron pasiones desenfrenadas. La relación de amor-odio entre Ilithyia y Lucrecia fue la más importante dentro de la serie, llegando a expandirse durante dos temporadas.

Ambas mujeres bisexuales, hacen uso de sus encantos y artimañas para conseguir sus propósitos, seduciendo a hombres y mujeres prácticamente por igual, aunque en el caso de Ilithyia, ella solo conocerá el deseo lésbico de mano de Lucrecia o sus propias esclavas.

Las dos sellarán un trágico destino al final de la segunda temporada, cuando al ver todo perdido, Lucrecia finalmente se apropie del bebé recién nacido de Ilithyia y se suicide, ante los horrorizados ojos de su amiga, quien muere desangrada por las heridas del parto.

Saxa: ¿Bisexual o pansexual?

Saxa y Belesa.

Saxa es una de las guerreras germánicas que es reclutada por los hombres de Espartaco en la segunda temporada. Ella siente admiración y deseo por las personas con carácter fuerte, sin importar que sean hombres o mujeres, ni su expresión corporal.

Cuando aparece en la serie, ella comparte intimidad con otros guerreros germánicos para luego fijarse en Cannicus. Saxa es consciente que el gladiador no es fácil de complacer y lo comparte voluntariamente con otras mujeres.

Sin embargo, cuando Cannicus se enamora de Sybil y cambia sus actitudes, Saxa decide no pelear por él y encuentra el deseo en otra mujer, llamada Belesa.

El hecho de sentirse atraída por una forma específica de personalidad -sin importar el género-, hace que Saxa sea muy próxima a la pansexualidad, aunque los fans de la serie prefieren considerarla como bisexual.

Barca y Pietrus: Romance gay

Barca y Pietro.

«Spartacus» también tiene personajes exclusivamente homosexuales como Barca y Pietro, quienes forman una relación amorosa en el ludus, una de las pocas parejas monógamas en la serie junto a Crixus/Naevia y Agron/Nasir.

El hecho de que un gladiador esté interesado en otro hombre se trata con mucha naturalidad en la trama. Los vemos besándose felices como amantes y plantearse un futuro donde Barca pueda comprar la libertad para ambos e irse a vivir juntos, cosa que no sorprende a nadie.

Sin embargo, su relación tendrá un amargo final cuando Barca sea traicionado y asesinado por órdenes de Batiatus. Mientras que Pietro, pensando erróneamente que su pareja lo abandonó a su suerte, decide suicidarse.

Publicado por Orlando Káiser

Comunicador, me gusta la filosofía y las series tailandesas. Sígueme en redes sociales como: @ElmurodeKaiser

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